Los celos en la etapa de educación infantil
Por Begoña Domínguez
Los celos son una emoción natural, propia del desarrollo normal del niño que parten de la necesidad de exclusividad, de protagonismo y de atención de los padres. En la familia, la causa más frecuente de los celos entre hermanos es la rivalidad por conseguir el cariño y la atención de los padres. Generalmente parte del hermano mayor hacia el pequeño aunque también pueden darse al contrario. Algunos padres piensan que su hijo no siente celos y que quiere mucho a su hermano porque no han notado ningún cambio relevante en su comportamiento.
Causas que pueden provocar celos en los niños
. Los privilegios que se otorgan a los hijos según el lugar que ocupan en la familia.
. El momento evolutivo en el que nace el nuevo miembro de la familia.
. La preferencia de los padres hacia un nuevo hijo de sexo diferente.
. Las características distintivas de los hermanos.
¿Cómo se manifiestan los celos en los niños?
Los celos en los niños suelen aparecer cuando se observan conductas regresivas. Como volver a hacerse pipí en la cama, chuparse el dedo, no querer comer solo o utilizar un lenguaje o tono de voz infantil. A través de estas conductas pretende llamar la atención de las personas cuyo afecto teme haber perdido.
· Los síntomas físicos más comunes suelen ser dolor de tripa y vómitos, alteración de la alimentación, alteración del sueño, supuestos dolores de varios tipos que pueden llegar a inventarse, etc.
· Sufren cambios de humor sin motivos aparentes. Están más sensibles y lloran con facilidad, se muestran negativos, irritables y nerviosos. Pueden llegar a sentirse solos creyendo que ya no son importantes para los adultos por lo que disminuirá su autoestima apareciendo miedo al rechazo o al abandono.
· Sus sentimientos hacia el nuevo hermano ( o primo o bebé cercano a la familia) son a menudo contradictorios, una mezcla de amor y odio.
¿Qué podemos hacer para evitar los celos en los niños?
· Evitar comparaciones entre hermanos. Debemos valorar las diferencias y fomentarlas. Según las edades y características de los niños, tienen obligaciones, necesidades y recompensas diferentes.
· A veces somos los adultos quienes contribuimos a alimentar una relación conflictiva y de rivalidad entre los hermanos. Debemos fomentar el juego conjunto y reforzar la interacción pacífica y amistosa, modelando la resolución de conflictos y ayudando a buscar soluciones alternativas.
· Dar más muestras de cariño al niño en aquellos momentos en que se esté comportando adecuadamente. Demostrar físicamente su cariño mediante besos, achuchones… No basta con quererle hay que demostrárselo.
· Buscar situaciones en las que el niño pueda pasarlo bien junto a su hermano. Para así recordar lo bien que lo pasaron juntos en vez de percibirlo como un rival que le quita vuestro cariño.
· Dar al hermano mayor algunos “privilegios” por el hecho de ser mayor como por ejemplo, acostarse algo más tarde o ir a sitios que no puede ir su hermano.
· Debemos ignorar, en la medida de lo posible, sus reacciones negativas, gritos, llanto, rabietas con las que pretende llamar la atención y reforzar todo acercamiento y comportamiento.
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